Sumergirse en la historia de lugares profundamente queridos a menudo es un ejercicio placentero y saludable. Y si a esto agregamos que en ellos hemos pasado muchos de los mejores momentos de nuestras vidas, la tarea, más que un trabajo, se transforma en una viaje único, en una experiencia enriquecedora donde pasado, presente y futuro se deslizan casi sin darnos cuenta, como suele  pasar con los buenos momentos.

Así se fue construyendo la historia del Olivos Golf Club, amalgamando la indispensable búsqueda documental, las horas en bibliotecas, archivos, grabaciones, fotografías y entrevistas, con ese cuerpo de recuerdos que fue aflorando de mil formas durante nuestro trabajo. Conciliar rigor documental con amenidad, razón con pasión, no fue sencillo y creemos que nuestra modesta contribución es, esencialmente, un ejercicio abierto, una historia de muchas historias que, con el transcurso del tiempo irán completando y enriqueciendo cada uno de los socios del Olivos, principales protagonistas de nuestro relato.

Hemos procurado reflejar en nuestro trabajo los valores que dieron sentido e identidad a una institución desde su mismo nacimiento, esto es, la amistad, la camaradería, el esfuerzo colectivo, el coraje y también el amor que dio sentido he hizo posible cada uno de sus logros, sus proyectos y sus sueños. Y también hemos querido, por sobre todo, transmitir el magnífico legado que deja la historia del Olivos a los que hoy son y quienes serán en el futuro los continuadores de esta obra.

Fueron muchas las personas cuyos nombres no trascendieron y que con su trabajo anónimo y colectivo hicieron mucho por el Olivos. Esta mirada hacia el pasado es también un reconocimiento a las huellas indelebles que dejó este trabajo anónimo, este impulso colectivo que hoy nos permite disfrutar nuestro Club en plenitud. Unos y otros han contribuido a plasmar su actual grandeza y a afianzar un sentido de pertenencia que hoy es su principal sello de identidad.

Vaya entonces la principal dedicatoria de nuestro trabajo a este conjunto de hombres y mujeres que desde 1926 han hecho posible el Olivos de hoy, movidos tan solo por su amor incondicional a nuestro querido Club.

Alicia Saavedra, Bárbara Sly y Jorge Sperling